OPINION
La igualdad y el derrame offshore
› Por Carlos Zannini *
Los argentinos venimos de protagonizar doce años de una experiencia política que pudo probar que la construcción de la igualdad es ventajosa para la sociedad, el Estado y cada uno de los ciudadanos.
Cada argentino incluido se integraba al mercado interno y lo hacía crecer, cada nuevo empleado al cubrir sus necesidades ampliaba sus gastos y ayudaba a emplear a otros.
Ya Adam Smith sostenía que “Ninguna sociedad puede prosperar y ser feliz si la mayoría de sus miembros son pobres y desdichados”. Lo recordaba Tony Judt en su último libro, dictado casi desde su lecho de muerte.
El agregaba, con razón, que la desigualdad económica exacerba los problemas, sosteniendo que “Cuanto mayor es la distancia entre la minoría acomodada y la masa empobrecida, más se agravan los problemas sociales, lo que parece ser cierto tanto para los países ricos como para los pobres. No importa lo rico que sea un país sino lo desigual que sea” (Tony Judt, Algo va mal, Ed. Taurus, 2011, p. 33).
Apuntaba allí dos datos interesantes: Estados Unidos, pese a gastar grandes sumas en sanidad, tiene una esperanza de vida que sigue estando por debajo de Bosnia. El crecimiento económico beneficia a todos, dice, pero sirve desproporcionadamente a una pequeña minoría bien situada para explotarla, conforme él veía en China y en la India; pero le llama la atención, le parece llamativo, que Estados Unidos, una economía plenamente desarrollada, tenga un índice de Gini (la convencional medida de la distancia que separa a ricos y pobres) casi idéntico al de China.
En esta experiencia de crecimiento con inclusión, en camino a mejorar la igualdad, los argentinos logramos grandes cosas que conocemos y que ya resulta ocioso enumerar.
Esta no es una cuenta económica, sino individual y retrospectiva, en donde debemos mirar cómo estábamos en el 2003 y hasta donde habíamos llegado el 9 de diciembre de 2015, en cada situación particular en cuanto empleo, vivienda, salud, bicicleta, moto o auto, es decir bienestar.
El gobierno de Macri (porque Mauricio, es Macri) quiere insistir, como ya se intentara en los 90, en el modelo del derrame, donde supuestamente detrás del ajuste, la mega devaluación, la inflación, los despidos, la rendición ante los buitres, el regreso al endeudamiento, se encuentra un futuro mejor en donde la riqueza derramará sus benéficos efectos para todas y todos.
Básicamente se trata, según explican, de que la pequeña minoría que se favorece con las medidas que actualmente toman la inviertan en crear nuevos, mejores y más numerosos puestos de trabajo. Especulan teóricamente respecto de que los más favorecidos tendrán una visión solidaria con el país y derramarán su riqueza hacia los que menos posibilidades tienen y son desfavorecidos por esas medidas.
No existe experiencia práctica en el mundo en donde ello hubiera sucedido, como no la existe respecto de que las empresas públicas privatizadas resulten mejores que las que permanecieron en el acervo público. Pero ellos son creyentes de esas supuestas “verdades económicas” sin ejemplos prácticos sostenibles en el tiempo. Es en todo caso, como una cuestión de fe.
Existe sí, prueba palpable de que muchos de los favorecidos por estos procesos de concentración económica nutren los archivos de los Panama Papers con sus cuentas y empresas offshore.
Está claro que lo que nos preocupa no es el debate entre teorías económicas. La cuestión no puede quedarse en libros de economía, debe crecer para trascender a la filosofía política, a, simplemente, la política.
Queremos sí señalar la diferencia: unos hablan de teorías no probadas en el mundo real, la teoría del derrame. Nosotros podemos hablar desde una experiencia práctica concretada en los doce años de los gobiernos de Néstor y Cristina, en donde les guste o no los argentinos empezamos a sentirnos más iguales.
Para finalizar, un tema económico –si no tuviera implicancias morales y quizás penales–, referido al derrame. Quizás el derrame que sí provoquen las medidas tomadas tenga un destino offshore, lo que pudiera ser alguna explicación racional de por qué fracasan en el mundo real sus teóricos.
De allí el título.
* Ex secretario de Legal y Técnica de la Presidencia.http://m.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-296559-2016-04-09.html
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