martes, 25 de octubre de 2016

EL FRAUDE DE LOS EMPRESARIOS


En lo que va del año, entre la Nación, las provincias y la Ciudad de Buenos Aires, adquirieron una deuda total de 69.785.000.000.- de dolares, con vencimientos que van desde el 2019 al 2028.
Esta sí es una PESADA HERENCIA !!




Los Argentinos le pagamos la deuda al Grupo Macri y otros


Los Argentinos le pagamos la deuda al Grupo Macri y otros
Cavallo y su rol en la estatización de la deuda privada en la dictadura

Deuda Externa

Macri y su padre lograron estatizar la deuda pública. Martínez de Hoz fué asesor de Maurcio Macri en particular, era su lobista en Nueva York, han crecido económicamente con acuerdos con la dictadura y con acuerdos en los años 90 

En el ’82, al frente de esa entidad, tomó medidas que prepararon el terreno para el traspaso a las arcas públicas de pasivos millonarios contraídos por 70 empresas en el exterior. Desde Yale, el ex ministro negó toda responsabilidad. 
exactamente 30 años desde el día en que Domingo Felipe Cavallo asumió la presidencia del Banco Central de la República Argentina (BCRA), el 2 de julio de 1982, durante la dictadura que encabezaba Reynaldo Bignone. Por su desempeño en ese cargo, Cavallo es señalado como responsable, junto con otros funcionarios, de una de las mayores tragedias económicas de la historia nacional: la estatización de la deuda externa privada. Es decir, el traspaso a las arcas del Estado de pasivos contraídos por empresas nacionales y extranjeras, con el objetivo de beneficiar a grandes corporaciones y grupos económicos que, hasta hoy y pese a la intervención de la justicia, no fueron llamados para dar explicaciones en los Tribunales. 
Muchos economistas lo definieron, con ironía, como “el mayor acto de socialización” que haya ocurrido en la Argentina. Y fue, también, una muestra clara del fuerte componente cívico-militar que caracterizó a los años de plomo. 
De acuerdo con los documentos a la estatización de la deuda privada fueron beneficiadas más de 70 empresas. Entre las firmas nacionales más importantes se encuentran Sevel, por entonces, del Grupo Macri; Acindar, del ex ministro de Economía Alfredo Martínez de Hoz; Loma Negra, de los Fortabat; y Compañía Naviera, de la familia Pérez Companc. También hay corporaciones extranjeras, como Techint, IBM, Ford y Fiat. Y, por supuesto, el listado incluye al sector financiero: Banco Río, Francés, Citybank y Supervielle, entre otros (ver listado). 
A fines del ’83, el perjuicio para el Estado se estimó en 23 mil millones de dólares: más de la mitad de la deuda externa de esos años, que alcanzaba los 45.100 millones de dólares. “Fue una de las mayores estafas al pueblo argentino. El Estado fue usado para negocios privados y para innumerable cantidad de operaciones turbias”, aseguró a este diario uno de los más rigurosos investigadores del tema, el ex diputado nacional Mario Cafiero. 
Pero, ¿cómo fue posible que estos privados transfirieran sus pasivos en el exterior a las cuentas públicas? Según el historiado
Alejandro Olmos Gaona, que demandó a un centenar de firmas favorecidas con la estatización de sus deudas en dictadura, la respuesta está en los llamados seguros de cambio. “Permitían que una empresa se endeudara con el exterior a un dólar uno a uno. Cuando el dólar subía y la empresa debía pagar su deuda, el Estado se hacía cargo de la diferencia”, explicó Olmos Gaona (ver recuadro). 
Los seguros de cambio se implementaron en 1981, cuando Jorge Rafael Videla fue remplazado por Roberto Viola al frente de la Junta Militar, y Martínez de Hoz abandonó el Ministerio de Economía. Viola colocó a Lorenzo Sigaut en el Palacio de Hacienda y el Banco Central quedó a cargo de Egidio Ianella. El 5 de junio de ese año, el BCRA aplicó el primer seguro de cambio, que inició un breve periplo hacia la estatización, lisa y llana, de la deuda externa privada. 

Mediante este régimen, el BCRA les garantizó a estos deudores el tipo de cambio vigente en aquel momento, con el objetivo de protegerlos en caso de que hubiera una devaluación que incrementara el valor de estos pasivos. Eso, justamente, fue lo que sucedió. 
“El tipo de cambio aumentó diez veces en un año, con lo cual el Central le cobró a los privados en pesos y a la tasa inicial, lo que produjo un descomunal subsidio estatal para los deudores externos privados. Fue una estafa, pero una estafa legal”, sostuvo el historiador y economista Eduardo Basualdo, autor del libro Deuda externa y poder económico en la Argentina. A los pocos días, a esta contribución indirecta se sumó una de tipo directo. El 10 de junio de 1981, con la firma de Ianella, el BCRA dispuso un subsidio a los deudores privados de U$S 0,23 por cada dólar de deuda. 
Un año después, luego de la Guerra de Malvinas, Bignone asumió la conducción de la cúpula militar. José María Dagnino Pastore remplazó a Sigaut en Economía, y Cavallo desembarcó en el Central, tras la salida de Ianella. Como vicepresidente de esa entidad fue designado Rodolfo Clutterbuck, dueño de la empresa Alpargatas SA, una de las beneficiadas por la estatización de los pasivos. 
Cavallo estuvo sólo 59 días en el cargo, pero le bastó para modificar el régimen de seguros de cambio, con el fin de “mejorar el perfil de la deuda financiera externa privada a la vez que procurar atenuar los perjuicios que provocaron a prestatarios locales”, sostuvo el ex ministro. Sin embargo, Basualdo remarcó que este nuevo mecanismo “no anuló el anterior, sino que fue otra alternativa para los deudores externos privados.” 
El economista Gonzalo Guilardes explicó didácticamente la medida dispuesta por Cavallo: “Le aseguraba a las empresas privadas endeudadas en dólares comprar un dólar más barato. Si esa moneda valía 100 y él se lo vendía a los endeudados a 50, ¿quién pagaba la diferencia? El Central. Fue una licuación del
pasivo de los privados a costa del erario público.” 
A pesar de las acusaciones en su contra, Cavallo niega toda responsabilidad e incluso se victimiza. En diálogo con Tiempo, el ex ministro de Economía de Carlos Menem y la Alianza sostuvo: “Es una verdadera infamia que se me siga atribuyendo la decisión de estatizar la deuda privada, porque yo no fui quien la decidió” (ver entrevista aparte). 
Es cierto que la operación se concretó con su sucesor en el BCRA, Julio González del Solar, que el 17 de noviembre de 1982 dictó la Comunicación A251, titulada, sin eufemismos, “transformación de la deuda externa privada en deuda pública”. Pero el propio Cavallo admitió su responsabilidad en ese proceso en uno de sus libros. En la página 62 de Economía en tiempos de crisis, aseguró: “Cuando me acusan de haber echado sobre las espaldas de los ahorristas la deuda de las empresas, omiten decir que al menos yo lo hice uniformemente.” En la página 126, Cavallo habla de “la licuación de pasivos que dispuse, siendo presidente del Banco Central, entre julio y agosto de 1982”. Allí expone los seguros de cambios propuestos por su antecesor, Sigaut, y comenta: “Fueron mucho más generosos que los que reglamenté mediante la circular A137.” Y en la página 128 del mismo libro, sostiene: “El que soluciona el problema en general se arriesga a que lo acusen, como me ocurrió a mí, de ser responsable de todas las cosas malas.” 
Pero el “problema en general” estuvo lejos de solucionarse. El mayor crecimiento de la deuda externa en dictadura se dio cuando se aplicó el régimen de seguros de cambio de Ianella y Cavallo. Sólo en ese período, la Argentina engrosó la cifra en 10 mil millones de dólares. 
Pese al intento de Cavallo por desligarse, el juez Jorge Ballestero, que investigó en la causa Nº 14.467 el crecimiento de la deuda bajo el gobierno militar, determinó en un fallo del año 2000 que el pasivo del sector privado se hizo público a través de los mencionados seguros de cambio. “Empresas de significativa importancia y bancos privados endeudados con el exterior –sostiene el dictamen–, socializando costos, comprometieron todavía más los fondos públicos con el servicio de la deuda externa a través de la instrumentación del régimen de seguros de cambio.” 
Además, el juez determinó que en muchos casos las empresas ni
siquiera pagaron los créditos obtenidos, que debían ser abonados al Estado. Sin embargo, los funcionarios estatales jamás reclamaron ese dinero. Así, según las pericias, “con fondos del Tesoro Nacional se cancelaron obligaciones de varias empresas privadas en distintas monedas”, pero ni el BCRA ni el Banco Nacional de Desarrollo “iniciaron actuaciones judiciales para el recupero de las sumas”. 
Por si fuera poco, en el listado de compañías favorecidas aparecen algunas asociadas a la Fundación Mediterránea, un think tank liberal nacido al calor del menemismo, que tuvo a Cavallo entre sus fundadores. Algunas de esas firmas son Alto Paraná SA, Sevel, Astra, Pérez Companc, Banco Galicia, Banco Francés, Grupo SADE, IBM, Industrias Metalúrgicas Pescarmona, Banco Supervielle y Fiat. A fines del ’83, estas once corporaciones sumaban un total de 1779 millones de dólares de deuda. 
“Este gran negociado lo manejó Cavallo, que en un tiempo muy breve produjo una transferencia de riqueza monumental hacia los empresarios”, aseguró Cafiero, quien a través de sus trabajos pudo establecer que “muchos de los préstamos que se efectuaron, en realidad, eran autopréstamos hechos por las empresas deudoras”. En ese sentido, Olmos Gaona agregó: “Con los seguros de cambio, las firmas privadas comenzaron a endeudarse ficticiamente para hacer un gran negocio.” 
Así, el empresariado no sólo fue favorecido con lo dispuesto por el BCRA, sino también con los escasos controles sobre la actividad financiera. El juez Ballestero detectó infracciones a la ley penal cambiaria, confusión entre deudor y acreedor, sumas no ingresadas al país, anomalías en la concertación de seguros de cambio, aportes de capital encubiertos como préstamos 

financieros, subfacturaciones y autopréstamos. 
Entre las entidades acusadas de realizar esta última maniobra estaban Cargill, Selva Oil, Sideco Americana, Socma, Suchard Argentina, Celulosa Jujuy, Ford Motors Argentina, Sudamtex, Textil Sudamericana y Renault. 
Otras irregularidades fueron atribuidas a Cementos NOA SA que, de acuerdo con la causa, de los 50 millones de dólares que acusaba en concepto de deuda con bancos en el exterior, “sólo ingresaron al país 6.169.086, es decir el 12,20%, entregado por el Banco Exterior de España para la compra de maquinarias. El resto adeudado, más de 44 millones de dólares, jamás ingresó y debió ser asumido por el Estado.” 
Pese a los intentos por condenar a los responsables de esta gran estafa, la causa judicial se cerró en 2000, sin condenas. Apenas hubo, por un tiempo, un procesado: Martínez de Hoz. Después de su contundente fallo, Ballesteros se limitó a enviar una recomendación al Congreso de la Nación para que determine a los posibles culpables, algo que nunca sucedió. 
A fines de 2011, en el marco de un nuevo expediente abierto en 2005, el fiscal Federico Delgado presentó un escrito para volver a investigar la estatización de la deuda privada “en la que habría intervenido el entonces titular del Banco Central y luego ministro de Economía menemista y de la Alianza, Domingo Cavallo”. 
Delgado señaló, además, que los privados “se beneficiaron progresivamente con los regímenes de seguros de cambio linstaurados, a partir de 1981, por el BCRA”. El fiscal planteó la evaluación del inicio de acciones de reparación no sólo contra funcionarios públicos sino también contra empresas. 
Hasta ahora, este pedido no tuvo ninguna respuesta, y de esa forma, a los millones estatizados por la dictadura, se sigue sumando otra deuda: la de la justicia.


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Los Argentinos le pagamos la deuda al Grupo Macri y otros


lunes, 17 de octubre de 2016

PERON-DISCURSO COMPLETO-17-OCT-1945




Trabajadores: hace casi dos años dije desde estos mismos 
balcones que tenía tres honras en mi vida: la de ser soldado,
 la de ser un patriota y la de ser el primer trabajador argentino.
 Hoy a la tarde, el Poder Ejecutivo ha firmado mi solicitud
 de retiro del servicio activo del Ejército. Con ello, he
renunciado voluntariamente al más insigne honor al que 
puede aspirar un soldado: llevar las palmas y laureles de 
general de la Nación. Ello lo he hecho porque quiero seguir 
siendo el coronel Perón, y ponerme con este nombre al servicio 
integral del auténtico pueblo argentino. Dejo el sagrado y 
honroso uniforme que me entregó la Patria para vestir la 
casaca de civil y mezclarme en esa masa sufriente y sudorosa 
que elabora el trabajo y la grandeza de la Patria.
Por eso doy mi abrazo final a esa institución, que es el puntal 
de la Patria: el Ejército. Y doy también el primer abrazo a 
esa masa grandiosa, que representa la síntesis de un 
sentimiento que había muerto en la República: la verdadera 
civilidad del pueblo argentino. Esto es pueblo. Esto es el pueblo 
sufriente que representa el dolor de la tierra madre, que hemos de 
reivindicar. Es el pueblo de la Patria. Es el mismo pueblo que en 
esta histórica plaza pidió frente al Congreso que se respetara su 
voluntad y su derecho. Es el mismo pueblo que ha de ser inmortal,
porque no habrá perfidia ni maldad humana que pueda estremecer
 a este pueblo, grandioso en sentimiento y en número. Esta 
verdadera fiesta de la democracia, representada por un pueblo 
que marcha, ahora también, para pedir a sus funcionarios 
que cumplan con su deber para llegar al derecho del verdadero 
pueblo.
Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores.
 Siempre he sentido una enorme satisfacción: pero 
desde hoy, sentiré un verdadero orgullo de argentino, porque 
interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento
 de una conciencia de trabajadores, que es lo único que 
puede hacer grande e inmortal a la Patria. Hace dos años 
pedí confianza. Muchas veces me dijeron que ese pueblo a 
quien yo sacrificara mis horas de día y de noche, habría 
de traicionarme. Que sepan hoy los indignos farsantes que 
este pueblo no engaña a quien lo ayuda. Por eso, 
señores, quiero en esta oportunidad, como simple 
ciudadano, mezclarme en esta masa sudorosa, estrecharla 
profundamente en mi corazón, como lo podría hacer con
 mi madre. (En ese instante, alguien cerca del balcón le 
gritó: ¡un abrazo para la vieja!) Perón le respondió: Que 
sea esta unidad indestructible e infinita, para que nuestro 
pueblo no solamente posea una unidad, sino para que 
también sepa dignamente defenderla. ¿Preguntan ustedes 
dónde estuve? ¡Estuve realizando un sacrificio que lo 
haría mil veces por ustedes! No quiero terminar sin lanzar 
mi recuerdo cariñoso y fraternal a nuestros hermanos 
del interior, que se mueven y palpitan al unísono con 
nuestros corazones desde todas las extensiones de 
la Patria. Y ahora llega la hora, como siempre para 
vuestro secretario de Trabajo y Previsión, que fue y seguirá 
luchando al lado vuestro para ver coronada esa era que 
es la ambición de mi vida: que todos los trabajadores sean 
un poquito más felices.

Discurso completo del coronel Perón el 17 de octubre de 1945.
Ante tanta nueva insistencia, les pido que no me 
pregunten ni me recuerden lo que hoy ya he olvidado. 
Porque los hombres que no son capaces de olvidar, 
ni merecen ser queridos y respetados por sus 
semejantes. Y yo aspiro a ser querido por ustedes y no 
quiero empañar este acto con ningún mal recuerdo. 
Dije que había llegado la hora del consejo, y recuerden 
trabajadores, únanse y sean más hermanos que nunca. 
Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse 
nuestra hermosa Patria, en la unidad de todos los 
argentinos. Iremos diariamente incorporando a esta 
hermosa masa en movimiento a cada uno de los tristes 
o descontentos, para que, mezclados a nosotros, tengan 
el mismo aspecto de masa hermosa y patriótica que son 
ustedes.
Pido, también, a todos los trabajadores amigos que 
reciban con cariño éste mi inmenso agradecimiento por 
las preocupaciones que todos han tenido por este 
humilde hombre que hoy les habla. Por eso, hace poco 
les dije que los abrazaba como abrazaría a mi madre, 
porque ustedes han tenido los mismos dolores y los 
mismos pensamientos que mi pobre vieja querida habrá 
sentido en estos días. Esperamos que los días que 
vengan sean de paz y construcción para la Nación. Sé 
que se habían anunciado movimientos obreros; ya ahora, 
en este momento, no existe ninguna causa para 
ello. Por eso les pido, como un hermano mayor, que 
retornen tranquilos a su trabajo y piensen. Y hoy les 
pido que retornen tranquilos a sus casas, y esta única 
vez, ya que no se los puedo decir como secretario 
de Trabajo y Previsión, les pido que realicen el día de 
paro festejando la gloria de esa reunión de hombres 
que vienen del trabajo que son la esperanza más cara 
de la Patria.
He dejado deliberadamente para lo último, el 
recomendarles que antes de abandonar esta magnífica 
asamblea, lo hagan con mucho cuidado. Recuerden 
que entre todos hay numerosas mujeres obreras, que 
han de ser protegidas aquí y en la vida por los mismos 
obreros; y finalmente, recuerden que estoy un poco 
enfermo de cuidado y les pido que recuerden que 
necesito un descanso que me tomaré en el Chubut 
ahora, para reponer fuerzas y volver a luchar codo a 
codo con ustedes, hasta quedar exhausto si es preciso. 
Pido a todos que nos quedemos por lo menos quince
 minutos más reunidos, porque quiero estar desde 
este sitio contemplando este espectáculo que me saca 
de la tristeza que he vivido en estos días."






)



El 45 - Parte 2 (15 min)



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ACTO DEL 17 DE OCTUBRE-con Cristina







Este constante movimiento pendular en la historia argentina donde han sido
 siempre mucho más extensos los períodos de oscurantismo, de gobiernos 
contrarios a las grandes mayorías, de intereses minúsculos de las élites
 gobernando por sobre los intereses de las grandes mayorías, han sido siempre
 más extensos que los gobiernos populares, nacionales y democráticos.
 Quebremos esta racha histórica y volvamos a construir una nueva mayoría que
 le devuelva la sonrisa, las esperanzas y las ilusiones a los argentinos, que 
después de todo, de eso se trata la política: de recuperar la alegría, de 
recuperar la esperanza y de recuperar el vivir de una manera en la que siempre
podamos pensar que el día de mañana va a ser mejor que el de hoy, y no lo 
que nos pasa a la gran mayoría de los argentinos en donde se está pensando
 que tal vez mañana sea peor que hoy.
Tenemos que reconstruir una nueva gran mayoría, que no alcanza con los peronistas
, que no alcanza con los que son kirchneristas y no son peronistas, que no alcanza
tampoco con los amigos radicales, porque hay mucha gente que no está identificada
con ninguna idea política, pero que sin embargo la convencieron, la hicieron creer
que su suerte personal como trabajador, como estudiante, como científico, como
 empresario, como comerciante, estaba desligada completamente de quien
gobernara, que no importaba, que si llegaba alguien en nombre del neoliberalismo
iba a tener todo lo que tenía y más también, que a lo mejor ya no tendría que
escuchar a una presidente molesta que hablaba por cadena nacional, y que además
era mujer, y que además por ahí le gustaba retar y dar consejos y demás. Les
hicieron creer algo, entonces yo creo que nuestro gran compromiso, nuestro gran
desafío es volver a reconstruir una gran mayoría muy lúcida que pueda substraerse
a lo que le dictan desde los medios de comunicación hegemónicos creando un
 sentido común que va en contra de sus propios intereses sin que él mismo o
ella misma lo advierta.
Tenemos que interpelarnos nosotros mismos e interpelar también a la sociedad.
 Tuvimos defectos y errores sin lugar a dudas, pero en el balance retrospectivo
el salto formidable que dio la Argentina, esa Argentina desahuciada del año 2001,
2003, dio un salto formidable en calidad de vida, en inclusión, en incorporación de
las grandes mayorías nacionales. ¿Vamos a quedarnos relatando lo que hicimos?
 No. Tenemos que organizar a la sociedad, a nuestros compatriotas, a nosotros
 mismos también.
Quiero aprovechar este 17 de octubre, porque si algo caracterizó al peronismo fue
siempre representar los intereses de los débiles, de los castigados, y yo quiero
dirigirme a todos mis compatriotas para también convocarlos a apoyar la movilización
de mujeres contra la violencia de género que va a tener lugar en unos días más en
 todos los lugares de nuestro país, el día 19 de octubre. Yo pensaba el tema de la
violencia de género, he sido objeto muchas veces de violencia de género por el
solo hecho de ser mujer, y así como me pregunto por qué en Estados Unidos por
ejemplo ha recrudecido y resurgido la violencia racial justamente cuando un
representante de esa minoría racial es presidente durante dos períodos consecutivos,
 también me pregunto si esta cuestión de la violencia de género y de la agresión a
la mujer no tiene que ver con el hecho de que muchas veces se canalizan a través
 de eso distintas cosas que tiene nuestra sociedad. Y siempre me pregunté si esa
 violencia también no tenía que ver en cierta medida con el hecho de haber una
mujer presidido durante dos períodos consecutivos los destinos del país. Es
una cosa de semejanzas con lo que pasa en el gran país del norte con la cuestión
racial y lo que esta pasando en nuestro país con una violencia de género
cada mes más brutal.

sábado, 15 de octubre de 2016

BOB DYLAN - PREMIO NOBEL DE LITERATURA


"Blues del tren de cargas" y "Vengan señores de la guerra"
"Vivimos en un mundo político" y "Venid, gente, reunios"
traducidas al castellano



blues del tren de carga

Nací en Dixie en un cobertizo 
era sólo una pequeña cabaña 
junto a la vía del ferrocarril. 
El tren de carga me enseñó cómo gritar. 
El grito del conductor fue mi canción de cuna. 
Tengo el blues del tren de carga. 
Oh Dios nena, lo tengo hasta el fondo 
de mis zapatos de errante. 
Y cuando el silbato silba, tengo que irme, 
nena, no lo sabes. 
Parece como si nunca vaya a perder 
el blues del tren de carga. 

Mi papá era fogonero y mi mamá 
era la única hija de un maquinista. 
Mi querida era un guardafrenos y no es broma 
es una vergüenza el modo en que amansa 
a un hombre bueno. 
Oh Dios nena, lo tengo hasta el fondo 
de mis zapatos de errante. 
Y cuando el silbato silba, tengo que irme, 
nena, no lo sabes. 
Parece como si nunca vaya a perder 
el blues del tren de carga. 

La única cosa que me hace reír de nuevo 
es un silbido del sur en un tren del sur. 
Cada lugar al que vaya a ir 
nunca puedo ir, porque, ya sabes 
tengo el blues del tren de carga. 
Oh Dios nena, lo tengo hasta el fondo 
de mis zapatos de errante.


VENGAN SEÑORES DE LA GUERRA

Vengan señores de la guerra, 
ustedes que construyen todas las armas, 
ustedes que construyen los aviones de muerte, 
ustedes que construyen las grandes bombas, 
ustedes que se esconden detrás de paredes, 
ustedes que se esconden detrás de escritorios, 
sólo quiero que sepan 
que puedo ver detrás de sus máscaras. 

Ustedes que nunca hicieron nada 
excepto construir para destruir, 
ustedes juegan con mi mundo 
como si fuera juguetito de ustedes, 
ponen un arma en mi mano 
y se esconden de mis ojos 
y se dan vuelta y corren alejándose 
cuando vuelan rápidas las balas 

Como antes Judas, 
mienten y engañan. 
Una guerra mundial puede ganarse 
(me quieren hacer creer) 
pero veo a través de sus ojos, 
y veo a través de sus cerebros, 
como veo a través del agua 
que corre por mi alcantarilla. 

Ustedes ajustan los gatillos 
para que otros disparen 
y luego retroceden y observan. 
Cuando el número de muertos asciende 
se esconden en sus mansiones 
mientras la sangre de los jóvenes 
se escapa de sus cuerpos 
y se entierra en el barro. 

Ustedes arrojaron el peor miedo 
que alguien pudo haber lanzado: 
el miedo a traer niños 
al mundo 
por amenazar a mi bebé 
aún no nacido ni nombrado 
no merecen la sangre 
que corre por sus venas. 

¿Cuánto sé 
como para hablar cuando no corresponde? 
Ustedes podrían decir que soy joven, 
podrían decir que no tengo educación, 
pero hay una cosa que sé, 
pese a ser más joven que ustedes: 
incluso Jesús nunca 
olvidaría lo que ustedes hacen. 

Déjenme preguntarles una cosa: 
¿el dinero que tienen es tan bueno 
como para comprarles el perdón? 
¿Piensan que tendría ese poder? 
Creo que encontrarán 
cuando les llegue la hora de la muerte 
que todo el dinero que hicieron 
nunca servirá para recuperar sus almas. 

Y espero que mueran 
y que la muerte les llegue pronto; 
yo seguiré sus ataúdes 
en la pálida tarde, 
y observaré mientras los bajan 
hasta su lecho último, 
y me quedaré parado frente a sus tumbas 
hasta asegurarme que estén muertos.


mundo politico

Vivimos en un mundo político. 

El amor no tiene lugar. 
Vivimos en una época en que 
los hombres cometen crímenes, 
y los crímenes 
no tienen rostro. 

Vivimos en un mundo político. 

Cuelgan las estalactitas. 
Suenan las campanas de la boda 
y los ángeles cantan. 
Las nubes cubren el suelo. 

Vivimos en un mundo político. 

Meten a la sabiduría 
en la cárcel. 
Se pudre en una celda 
y se la llevan al infierno... 
y no queda nadie 
que siga su rastro. 

Vivimos en un mundo político. 

Donde la misericordia 
está condenada a muerte. 
La vida está en los espejos 
y la muerte desaparece... 
subiendo los escalones 
del banco más cercano. 

Vivimos en un mundo político. 

Donde el coraje 
es cosa del pasado. 
Las casas están embrujadas 
y los chicos no son deseados. 
El próximo podría ser 
tu último día. 

Vivimos en un mundo político. 

El único que vemos y sentimos. 
Pero no hay nadie que corrobore 
que es un depósito cargado. 
Sólo sabemos que es real. 

Vivimos en un mundo político. 

En las ciudades del miedo. 
Poco a poco te 
encuentras en el medio... 
pero nunca estás seguro 
porqué estás ahí. 

Vivimos en un mundo político. 

Bajo el microscopio. 
Puedes viajar adonde quieras 
y colgarte ahí mismo. 
Siempre tendrás 
soga de sobra. 

Vivimos en un mundo político. 

Girando y moviéndonos sin parar. 
Apenas te despiertas 
te entrenan para que siempre... 
tomes lo que parece 
la salida más fácil. 

Vivimos en un mundo político. 

Dónde la paz no es bienvenida. 
La echaron lejos de la puerta 
para que vague un poco más... 
o la pusieron 
contra el paredón. 

Vivimos en un mundo político. 

Todo es de ella o él. 
Entra en el cuadro 
y grita el nombre de Dios. 
Pero nunca sabrás 
cuál es.

VENID GENTE REUNIOS

Venid gente , reunios, 
dondequiera que estéis 
y admitid que las aguas 
han crecido a vuestro alrededor 
y aceptad que pronto 
estaréis calados hasta los huesos, 
si creéis que estais a tiempo 
de salvaros 
será mejor que comencéis a nadar 
u os hundiréis como piedras 
porque los tiempos están cambiando..Venid escritores y críticos 
que profetizáis con vuestra pluma 
y mantened los ojos bien abiertos, 
la ocasión no se repetirá, 
y no habléis demasiado pronto 
pues la ruleta todavía está girando 
y no ha nombrado quién 
es el elegido 
porque el perdedor ahora 
será el ganador más tarde 
porque los tiempos están cambiando. 

Venid senadores, congresistas 
por favor oíd la llamada 
y no os quedéis en el umbral, 
no bloqueéis la entrada, 
porque resultará herido 
el que se oponga, 
fuera hay una batalla 
furibunda 
pronto golpeará vuestras ventanas 
y crujirán vuestros muros 
porque los tiempos están cambiando. 

Venid padres y madres 
alrededor de la tierra 
y no critiquéis 
lo que no podéis entender, 
vuestros hijos e hijas 
están fuera de vuestro control 
vuestro viejo camino 
está carcomido, 
por favor, dejad paso al nuevo 
si no podéis echar una mano 
porque los tiempos están cambiando. 

La línea está trazada 
y marcado el destino 
los lentos ahora, 
serán rápidos más tarde 
como lo ahora presente 
más tarde será pasado 
el orden 
se desvanece rápidamente 
y el ahora primero 
más tarde será el último 
porque los tiempos están cambiando











HISTORIA VIVA - ARTIGAS

Voy a reproducir una importante cátedra de historia, dada por Alberto Methol Ferre. Historiador, filósofo y teólogo Uruguayo. Fuer un pensador de notable relieve. Bregaba por la unificación de América del Sur
un “realista utópico”. Su sueño a partir de “Nexo”, la revista que fundó en 1955, es la unificación de América del Sur, la superación de las particularidades nacionales en una federación – que gira alrededor del binomio Argentina-Brasil- semejante a la norteamericana.
“Para sobrevivir, América Latina debe hacer algo parecido a lo que hicieron los Estados Unidos de América, pero a partir de sí misma, de su propia originalidad de círculo cultural católico”. Hay que pasar de los “Estados desunidos del Sur” a los “Estados Unidos del Sur”, un proceso ineludible que se ve confirmado por el Mercosur, el Mercado común del sur
 Methol defiende la fe del pueblo sudamericano, y para ello reivindica también la parte más auténtica de la teología de la liberación. Tras la caída del ateísmo mesiánico, marxista, triunfa ahora –tal como lo vio Augusto Del Noce- el ateísmo libertino, enemigo de todo lo que es popular.
En América Latina la declinación de la teología de la liberación no fue reemplazada por nada sólido.
Methol sabía que “la Iglesia es el único sujeto presente en el escenario del mundo contemporáneo que puede hacer frente al ateísmo libertino”.

HISTORIA VIVA / Artigas o la esfinge criolla

Por ALBERTO METHOL FERRÉ *
Artigas vuelve, a esta altura dramática del proceso nacional latinoamericano, a constituir una candente línea divisoria. Se me hace que una gran batalla –por todas las dimensiones de la conciencia del país y en tiempos tan próximos que son casi presente–, se dirimirá nuevamente en torno suyo. Y no por azar, sino porque ello está inscripto en la fatalidad, en el sentido del movimiento y ser de nuestras cosas.
En cada gran viraje de nuestra historia, cuando urge reasumir lo que hemos sido y queremos ser, el Uruguay se topa irremediablemente con Artigas y está constreñido a formularle su respuesta, a dilucidar su acertijo. Un acertijo latente, grave, desde los treinta silenciosos años de exilio en la selva paraguaya. Pues Artigas es el guardián de nuestro secreto nacional, la llave peligrosa de un destino incumplido.
Mayo contra Artigas
Se trata de trazar la significación esencial de Artigas, y ello nos lleva a su contexto histórico concreto.
Veamos primero la circunstancia que envuelve al proceso latinoamericano y rioplatense. Entonces era Europa el centro mundial del comercio, y aparecían los primeros síntomas de la revolución burguesa industrial, como formidable emergencia sobre todo un planeta fundamentalmente agropecuario. Estaba en tren de decisión la lucha secular entre los “tres grandes” europeos, España, Francia e Inglaterra. España se deslizaba hacia un segundo orden, desangrada sucesivamente por sus dos rivales, que la jaqueaban, y se escindía íntimamente entre “anglófilos” y “afrancesados”, síntoma de la pérdida de su rectoría política. De su progresiva dependencia alternativa respecto a sus dos adversarios.
España había realizado un gigantesco esfuerzo colonizador que paradójicamente había debilitado a su burguesía y revitalizado su estructura feudal, cada vez más parasitaria de la Corona. Esto le hizo perder terreno, separada además por una cicatriz oceánica de su reino americano. La incertidumbre del océano, expuesta a la piratería holando-franco-inglesa, le obligó al pesado procedimiento de los “convoyes” con ruta a un solo puerto. Recién con los Borbones se realiza el postrer intento de fortificar a la burguesía peninsular y se abre una “libertad inter-imperial” que acelera las exigencias de desarrollo conjunto. Pero ya el ritmo de la historia le rebasaba. La parábola que corre entre las dos derrotas de la “Armada Invencible” y Trafalgar estaba por cumplirse. Los mares ya no le pertenecían, eran “libres” vehículos del “libre comercio”, o sea, ingleses.
Los fuertes son librecambistas, los débiles proteccionistas. No hay desarrollo autóctono sin protección. Y el célebre monopolio español era la barrera proteccionista que procuraba amparar su propio desarrollo, en un mundo económico que le superaba. La herida congénita a la protección es el contrabando. Siempre ha sido así. Pero finalmente dos hechos determinan la quiebra final del sistema: Trafalgar y luego la ocupación francesa de Napoleón. Y esto no sólo hace “caducar” a la autoridad monárquica sino, lo que es más profundo, a la propia estructura económica metropolitana en su relación con la zona americana. Un vacío tremendo que reclama suplencia. Y simultáneamente el “bloqueo continental” decretado por Francia, hace que para Inglaterra, en pleno ascenso productivo, la emancipación de América del Sur, se convirtiera en “el objeto más grande a que debía atender y casi el único medio de salvarse” (Lord Grenville). América del Sur e Inglaterra, recíprocamente vacantes de mercado, se encontraban definitiva e inevitablemente.
Tal la circunstancia álgida de Mayo. Bajo el imperio de tales acontecimientos toda la estructura de América del Sur entra en súbita crisis. Un sistema decapitado que buscaba readaptarse a la nueva coyuntura, y esta era inglesa. Tal cambio sería un proceso trágico y turbulento, pues generaba nuevos poderes y arrasaba otros. La mal intitulada “siesta colonial” se trasmutó en pesadilla, guerra civil, luego independencia y finalmente disgregación balcanizadota. Los fracasos nacionales de Bolívar, San Martín y Artigas son su símbolo, y los beneficiarios nativos una pluralidad de oligarquías comerciales vinculadas a la City. Pero limitémonos a la situación rioplatense.
La Junta de Mayo de 1810 fue un golpe de estado porteño contra la autoridad Virreinal que, de jure y de facto, había caducado con la estructura económico-institucional que la sustentaba desde España. Sin ese contrapeso, Buenos Aires podía intentar reducir a su dependencia todo el resto del Virreinato, al Interior y al Litoral. De tal modo, se apresuró por sí y ante sí para asumir una soberanía que radicaba en todas las Juntas del país. Pero todavía no era tan fuerte, y necesitaba legitimarse por el consentimiento general. La “provisoriedad” de la Junta era síntoma de una legitimidad renga. Así, el golpe municipal de Mayo fue en sí mismo “unitario” y punto de arranque de todos los conflictos en el Río de la Plata, incluso en la separación del Paraguay, Uruguay y Bolivia.
La disgregación de la autoridad y el poder monárquico español toma, como primera faz, el conflicto de “juntistas” y “regentistas”. Es todavía guerra civil hispanoamericana. En ese momento hace su entrada al escenario José Artigas.
Artigas opta por el “juntismo”, pero a una hora precisa. Buenos Aires estaba controlada –efímeramente–  por la Junta Grande y no por Moreno. ¿Qué significa? Vale la pena detenerse aquí, pues desde ya apuntan las grandes líneas de la historia rioplatense. Dejamos de lado el análisis del “regentismo” que pronto se diluye en el “juntismo” (caso Paraguay), desbordado por la vertiginosa transmutación de la guerra civil en proceso de Independencia. Y la guerra de Independencia se convierte simultáneamente en guerra civil rioplatense, es decir, para ajustar el léxico, se transforma de asunto hispanoamericano en latinoamericano. Por ello, justamente, será en la contradictoria dialéctica del “juntismo” que está germinalmente contenida toda la historia posterior.
El “numen” de Mayo fue Moreno, vocero de la oligarquía comercial porteña instrumento de Inglaterra, la que culmina así un proceso iniciado en nuestra playas desde la Colonia del Sacramento. Los mercaderes del “librecambio” querían extender su dominio definitivo por todo el país y el “terror” morenista era su expeditivo camino.  Se trataba de liquidar rápidamente los obstáculos provinciales. Ya en la discusión de 1809 los motejados “monopolistas” habían advertido al comercio liberal: “las artes, la industria, y aún la agricultura llegarían al último grado de desprecio y abandono; muchas de nuestra provincias se arruinarían necesariamente, resultando acaso aquí la desunción  y la rivalidad entre ellas” (Agüero). Pero Moreno estaba urgido por apresurar y forzar las cosas en beneficio exclusivo de la oligarquía comercial porteña. Sin embargo, las resistencias que levanta provocan a corto plazo su caída. Y surge así la Junta Grande  como transacción nacional entre Buenos Aires y el Interior. Se da cabida a la representación provincial usurpada. En adelante la historia rioplatense será en gran medida una lucha tenaz, móvil, entrecruzada, entre dos grandes tendencias que se disputarán el control de Buenos Aires. Una, la de Moreno, francamente unitaria, proseguida después por Rivadavia y Mitre. Otra, porteña pero más nacional, más atenta a los intereses del Interior, con Saavedra, luego Dorrego y Rosas. Y recién ahora estamos en condiciones de aprehender y señalar en su plenitud el significado propio de Artigas, el “tercer hombre”, el auténtico tercero en discordia que terminará excluido.
El primer conflicto de Artigas con Buenos Aires estalla a poco de la Batalla de las Piedras, al establecerse las bases del armisticio entre la Junta y el Montevideo sitiado, por presión de Lord Strangford y las fuerzas portuguesas. Es el primer abandono de los orientales a su suerte hecho por Buenos Aires. Se levanta así el éxodo total, la “Redota” del pueblo en armas que sigue a su proclamado Jefe, rompiéndose el pacto no expreso con Buenos Aires. Y desde el Ayuí Artigas irá asumiendo su rol protagónico de intérprete de la voluntad provincial.
Es en el Ayuí que nace prácticamente el federalismo, y frente al centralismo porteño se señala que “la soberanía particular de los pueblos será precisamente declarada y ostentada como objeto único de nuestra revolución”. De ahí que ya para la concurrencia a la Asamblea del año XIII se fije clara posición: la provincia sólo “queda sujeta a la Constitución que emane y resulte del soberano Congreso Gral. de la Nación” y se formula la exigencia de Independencia de España y la Corona. Pero las Instrucciones van todavía más a fondo, determinando “Que precisa e indispensable sea fuera de Buenos Aires donde resida el sitio del Gobierno de la Provincias Unidas”, a lo que se agrega la habilitación de los puertos de Colonia y Maldonado y la liquidación de las tasas o derechos sobre productos de una provincia exportados a la otra y de los diversos gravámenes sobre la navegación de cabotaje. Era una manera de mellar el monopolio portuario bonaerense. Por supuesto, tal línea política sería rechazada por Buenos Aires, que ni acepta a los diputados orientales. Y las diferencias se ahondan hasta desatar una franca guerra civil, que culmina con la derrota porteña y la liberación absoluta de la Banda Oriental  por Artigas en 1815.
El año 1815 es el ápice del poder artiguista. El momento de la Liga de los Pueblos Libres bajo la protección de Artigas, y que comprende a las provincias Orientales, Misiones, Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe y Córdoba. A su frente, Buenos Aires que sólo controlaba a medias al Cuyo, Tucumán, Salta y la Rioja, reúne el Congreso monárquico de Tucumán y elije a Pueyrredón Director Supremo de las Provincias Unidas de la Unión del Sur. El país estaba así dividido, pero la balanza del poder se inclinaba hacia la Federación.
Se suceden entonces los acontecimientos trágicos y decisivos de 1816. En ellos la política británica juega un rol primordial. La oligarquía comercial bonaerense estaba jaqueada y había que desconyuntar al federalismo provincial que era proteccionista (como lo atestigua el reglamento aduanero general de setiembre de 1815 dictado por Artigas). Río de Janeiro era entonces el baluarte portugués de la política inglesa;  y así se produce la invasión portuguesa planeada por el general Beresford, el mismo actor de las invasiones inglesas al Río de la Plata en 1806. Se debía consolidar a Buenos Aires segregando rápidamente al Uruguay. Con esta separación, las Provincias Unidas estaban inexorablemente condenadas al puerto único de Buenos Aires. El país sería un embudo con una sola salida y el federalismo impotente ante el monopolio bonaerense, sin el respiradero de Montevideo. De tal modo, se juegan todas las piezas contra Artigas, quien debe luchar en un doble frente: portugueses y porteños.
El desenlace de la lucha se consuma en 1820. Es el año crucial de esta historia. Los portugueses dominan ya casi toda la Banda Oriental y las Misiones, abasteciéndose en Buenos Aires, e infligen a Artigas la última derrota de Tacuarembó. Casi simultáneamente, los tenientes de Artigas quiebran en Cepeda a los porteños y “la chusma ató los redomones en las verjas de la Pirámide y subió al Cabildo de Mayo”. Se celebra entonces el Pacto del Pilar, donde el entrerriano Ramírez traiciona a Artigas, pues nada se dice de recuperar la Banda Oriental y la guerra con Portugal. Luego el propio Ramírez armado por los mismos porteños vence a Artigas exhausto, quien se interna en Paraguay.
Artigas no fue al Paraguay en exilio, sino para reiniciar la lucha. Pero Paraguay, aislado del mundo por Buenos Aires, se había recluido en sí mismo por completo a través de la Dictadura del Dr. Francia. Este mantuvo una empecinada y suicida neutralidad –que terminara con el arrasamiento de la Triple Alianza–, a pesar de los anteriores e insistentes llamados de Artigas. Y es en 1820 cuando se impone definitivamente la “Pax Francia” con el fusilamiento de los federales paraguayos y su jefe Fulgencio Yegros, amigo de Artigas. Los dados están echados. Artigas quedará prisionero y desterrado treinta años. Había dicho a sus últimos hombres que regresaría. Y muchos como su fiel Andrés Latorre, esperaron inútilmente por años su retorno.
Ya en las postrimerías de su largo retiro, el viejo patriarca reafirmaba al general cordobés Paz que “los Pueyrredones y sus acólitos querían hacer de Buenos Aires una nueva Roma imperial mandando sus procónsules a gobernar a las Provincias militarmente”.  Así fue, y Mayo, con el correr del tiempo, con Mitre y Sarmiento y el martirio de los caudillos provincianos, pudo consolidar definitivamente su obra en la Guerra de la Triple Alianza. La balcanización total estuvo cumplida. Su gran adversario de dimensión nacional, Artigas, había sido destruido desde sus raíces con el apoyo anglo-portugués. Lo que siguió no fue más que la lógica de la gran frustración artiguista. Quizás por ello se cuenta que el Protector, desde el fondo de su soledad, pronunció aquellas angustiosas y terribles palabras: “Yo ya no tengo patria”.
Artigas y nosotros
La destrucción ideológica de Artigas fue sistemática. Desde los albores de su leyenda negra, con el panfleto de Cavia “El protector nominal de los Pueblos Libres”, se acumuló una inmensa literatura empeñada en sepultarle. Buenos Aires victoriosa acuñaba a través de Mitre la perfecta detracción de Artigas: “El Atila del caudillaje”.
El proceso balcanizador fue ocultado, el imperialismo disimuló su faz, Buenos Aires guardó el secreto de su poder –la apropiación de la renta nacional a través del puerto y la Aduana–  y todo quedó resumido y desfigurado en otro gran y falso combate: “Civilización y Barbarie”. Esta disyuntiva, que era el escamoteo de los vencedores, fue denunciada –aunque sus voces apagadas casi hasta hoy– por los más preclaros pensadores políticos rioplatenses del siglo pasado, José Hernández –autor del Martín Fierro– y el último Alberdi. Dejemos a éste la palabra: “El caudillaje que apareció en América con la democracia, no puede ser denigrado por los que se dicen partidarios de la democracia, sin el más torpe contrasentido. A esto responden que hay dos democracias en América, la democracia bárbara, es decir, popular, y la democracia inteligente, es decir, anti-popular; o sea, las mayorías por las minorías, la democracia es democracia, por la democracia que es oligarquía”. Y reprocha a Sarmiento no haber advertido que hay dos geografías: las de los poderes económicos y la de la naturaleza. Así, “tomó lo que era geografía política, por geografía natural” “el libro Facundo, convertido en código y catecismo de este caudillaje urbano, es dos veces peligroso, como rehabilitación de las teorías explicativas de los viejos caudillos y como ocultación y disimulación de la causa verdadera y real del caudillaje argentino ¿Cómo encontrar el remedio de un mal cuya causa se ignora y no se quiere señalar?”.
Si es perfectamente comprensible la tergiversación porteña del sentido de Artigas y su agónica sucesión, entre nosotros –Juan José de Herrera–  extinguida en la gloria sangrienta de Paysandú, cantada por todos los payadores, y que en el Interior diera sus últimas proclamas con el “bandolero” catamarqueño Felipe Varela diciendo: “¡Soldados federales! Nuestro programa es la práctica estricta de la Constitución jurada, el orden común, la paz y la amistad con el Paraguay y la Unión con las demás Repúblicas Americanas”, es necesario precisar mejor las razones del anti-artiguismo del Patriciado montevideano.
Las relaciones entre Artigas y el Patriciado, siempre fueron difíciles. Pero su raíz más profunda, su cisma incurable, será el Reglamento de Tierras de 1815. Pues Artigas no sólo fue el gran caudillo nacional sino también social. Nadie mejor que Artigas merece la definición de Jauretche: “el caudillo fue el sindicato del gaucho”. Su reforma agraria le malquistará para siempre con el Patriciado, será lo que no tuvo perdón. Y bajo el dominio lusitano nuestros patricios, por boca de Santiago Vázquez, recordarán, con alivio y estremecimiento, la reciente desaparición de Artigas, al que acusan de “bandido y degollador”, usurpador de propiedades y “empeño de destruir las fortunas”.
El problema de la tierra, verdaderamente crucial, y sin el cual no es posible entender la historia uruguaya, ha sido soslayado. La endémica situación caótica de poseedores y propietarios está en fondo de casi todas nuestras revoluciones hasta fines del siglo XIX. No hay duda que la reforma agraria artiguista tuvo enormes proyecciones, y puedo apuntar que aún en 1884 a P. Bustamante le sorprendía la osadía de quienes reclamaban derechos invocando “donaciones” de Artigas. Y de muestra final, baste indicar que todavía hoy el Banco Hipotecario del Uruguay no considera válidas  las salidas fiscales originadas en mercedes de tierras del gobierno de Artigas, y sí acepta, por ejemplo, las provenientes del ocupante portugués Barón de la Laguna.
La resurrección de Artigas en la conciencia oriental fue larga y escabrosa. Las vigencias de nuestro patriciado le eran contrarias –los mitos unitarios estaban reforzados por la tradición de la Defensa de Montevideo- y habían calado hasta su adversarios. Esta realidad se refleja en los manuales de historia finiseculares, como el de Berra, mitrista cabal. Fue especialmente a partir de 1880, cuando quedó estabilizada la balcanización general latinoamericana, que se comenzó a sentir la necesidad de consolidar una conciencia uruguaya común superando el cisma interior de blancos y colorados. Y fue tomando vuelo así el regreso de Artigas. Un regreso singular y distinto. Ahora sería el gran mito unificador del país.
¡Los temores inamistosos y certeros de un Juan Carlos Gómez o un Melián Lafinur de ver transfigurado a Artigas en un edulcorado Washington o Jefferson se han cumplido! Un Uruguay separado del resto de América Latina, quitando además a Artigas su dimensión social, debía endiosar a un Artigas abstracto, inofensivo, jurista, poseedor de las Tablas de la Ley. Reducido a un antecedente mítico de nuestra estructura jurídica. Nuestro Solón, o Moisés, o Licurgo. ¡Es la última victoria de Mayo!
Pero ¿qué es lo que nos importa y nos llama hoy de Artigas? Quizás por primera vez nos convoca su verdad total. Y ello es muy lógico. El signo de nuestros tiempos ha cambiado, junto con todas las condiciones históricas. Es el fin de los Imperios coloniales, y despiertan los procesos nacionales de los llamados eufemísticamente “países subdesarrollados”. Es la quiebra de la dependencia y la alienación. También aquí en América Latina estamos en el nuevo esencial viraje, en las primicias finales de la balcanización. Soplan ya vientos nacionales. La masa continental se mueve en profundidad, aunque la superficie esté apenas picada. Una inmensa frustración ha sido nuestra historia. La frustración comenzó en el siglo pasado, cuando una gran nación hispanoamericana en vías de formación (España e Indias) quedó desconyuntada por el embate de Francia e Inglaterra. Así, el último esfuerzo de la burguesía democrática española plasmado en la Constitución de Cádiz del año XII, que reconocía la Nación como reunión integral e igualitaria de “ambos hemisferios”, fue un canto del cisne, ahogado además por la reacción absolutista de Fernando. La separación de España y América del Sur fue ya irrevocable. A su vez,  es el tiempo en que Bolívar, San Martín, Artigas, intentan salvar la emergencia de una nueva gran nación unida latinoamericana. Este propósito también quedó trunco, por la confluencia de una incontrastable serie de de factores externos e internos. Desde entonces Latinoamérica queda envuelta en el sopor balcanizador, incapaz de comprenderse como totalidad, dividida en una veintena, impotente y aislacionista de Estados Parroquiales, para usar la expresión de Toynbee. Estados Parroquiales y no Nacionales, pues la nación quedó inconclusa y deshecha. Cada oligarquía comercial se fijó el control de su comarca. Hubo tantos países como ciudades importantes. Esto se ha prolongado hasta nuestros días. Y esto es lo que hoy está en crisis.
Si el primer beneficiario del desmembramiento fue Inglaterra, el sucesor actual radica en el Norte de América. Los Estados Unidos son el nuevo gran usufructuario; pero las exigencias del desarrollo industrial autónomo, el crecimiento demográfico, la rapidez de las comunicaciones comienzan a provocar el estallido de las encapsuladas “historias parroquiales” y el horizonte vuelve a tomar ante las conciencias despiertas la figura global de Latinoamérica.
Una gran misión nacional latinoamericana golpea nuestras puertas. Las antiguas historia de campanario, raquíticas, se hinchan, desbordan su contenido. Pues todos los países latinoamericanos tienen “cola de paja” y la nuestra –como no la viera un autor–  tiene el nombre de Artigas, se define como la cuestión nacional. No se podrá en adelante encabezar un homenaje como lo hiciera Gustavo Gallinal en el centenario: “Pierde valor la discusión de sí fue el fundador o precursor de la nacionalidad oriental. El título no interesa”. Y tanto no ha interesado, que el mismo monumento que vemos, en la Plaza Independencia dice lacónicamente: Artigas”. ¿Por qué ninguna otra explicación? Quienes lo decretaron no se pusieron de acuerdo y optaron por no poner ninguna leyenda ¡Grave mutismo! ¿Tan difícil es el enigma?
El viraje de nuestra historia, la que estamos aquí y ahora viviendo, es el retorno fatal, aunque muchos no lo sepan, al proceso latinoamericano. Aparecen las señales, los augurios del ocaso de la fragmentación. Y por eso el secreto de Artigas está a la vista, imponiendo ser reasumido a la altura de estos tiempos, bajo las nuevas formas históricas. Años atrás un poeta lo barruntaba: en su canto secular le reitera a Artigas: “No vuelvas. Volverás siempre”, y la contestación es: “Mírame. Si alumbro, es para enseñar que de la inmortalidad se vuelve siempre”.
  • Pensador nacional oriental argentino. Nacido en Montenvideo  el 31 de marzo del año 1929  y fallecido el 15 de noviembre del 2009.  Desarrolló la idea de los estados continentales como continuidad superadora de los estados nacionales. Realizó grandes aportes geopolíticos y teológicos.

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